Re: Player - Chapter 248: [The All Father!]

He possesses unparalleled martial arts, all the great Young Masters are under his feet!He has heaven-defying medical skills, even the dead can be brought back to life!He also has a pair of Supreme Quality Divine Eyes, capable of fighting, hypnotizing, you name it!

Jobs, hobbies, lifestyles—the world has advanced to a point where nothing can be separated from VR anymore. And now, a VR game was released using the most cutting-edge technologies; its name was “Boot Hour, Shoot Curse.” Our protagonist had no choice but to play solo during the closed beta test, but once the game officially launched, she made lots of friends (but not necessarily with the players), formed a huge clan (but not a clan of players), and matured as an individual.

Hace 24 años, el mundo colapsó. Un virus conocido como Eclipse transformó a la humanidad en criaturas mutantes, llevando a la sociedad al borde de la extinción. Las ciudades se convirtieron en ruinas, los asentamientos luchan por sobrevivir, y la verdad sobre el origen de la infección se ha perdido en el tiempo.En este mundo roto, Kai, un viajero solitario y mercenario de intercambio, sobrevive negociando Obsidianos, la única moneda de valor en la nueva era. Su vida cambia cuando cruza caminos con Lía, una misteriosa joven perseguida por mercenarios. Su única posesión es un antiguo colgante de Obsidiano, cuyo secreto podría cambiar el destino del mundo.Juntos, se ven envueltos en una conspiración que los lleva hasta el Laberinto Ancestral, un lugar prohibido que esconde la verdad sobre el Eclipse. Perseguidos por un ejército liderado por el despiadado Voss, enfrentándose a infectados más allá de la comprensión humana y descubriendo que su pasado está conectado al desastre, Kai y Lía deberán decidir si la verdad merece ser revelada… o si es mejor que permanezca enterrada.Cuando la última puerta del Laberinto se abre y los ecos del pasado despiertan, solo una pregunta queda en el aire:¿Es el Eclipse el fin de la humanidad… o su evolución?

Fate had never been kind to Ji Ning. Wracked by illnesses and infirm his entire life on Earth, Ji Ning knew early on that he would die as a teenager. What he didn’t know was that there really was such a thing as life after death and that the multiverse was a far larger place than he thought.