El Laverinto Del Eclipse-Chapter 28: Capítulo 2 – Voces del Olvido
Chapter 28 - Capítulo 2 – Voces del Olvido
La penumbra del laboratorio parecía esconder secretos que el tiempo no quiso borrar. Tras la revelación de la "marca del Eclipse" y las inquietantes palabras de Ulises, Kai y Lía se sumergieron en una nueva fase de la expedición en el refugio subterráneo. Los pasillos estrechos y las salas polvorientas estaban llenos de archivos, imágenes y símbolos que relataban los oscuros experimentos del Proyecto Génesis. Mientras el grupo se dispersaba para investigar, Kai y Lía se reunieron en una sala lateral, donde la luz de un monitor parpadeante apenas iluminaba las paredes desconchadas.
Kai, con el ceño fruncido, hojeaba unos documentos amarillentos.—Estos informes dicen que la "marca" no es solo un patrón en la piel, sino una conexión con un sistema biológico que podría alterar la respuesta inmunitaria. Algunos sujetos incluso muestran un aumento en sus capacidades físicas cuando se activa.Lía se inclinó para observar mejor los diagramas, sus ojos reflejaban tanto curiosidad como inquietud.—¿Y tú crees que eso signifique que podríamos tener alguna ventaja? —preguntó en voz baja—. ¿Que esa marca nos permita, de algún modo, resistir el virus o controlarlo?Kai suspiró, dejando el documento a un lado.—No lo sé, Lía. Es tan ambiguo... Algunos textos lo describen como una bendición, otros como una condena. Lo que temo es que, si la marca se activa en el peor momento, podríamos perder lo que nos queda de humanidad.Lía bajó la mirada, pensativa.—Lo que me preocupa es que, si no entendemos cómo funciona, podríamos terminar siendo meros instrumentos para que el Eclipse siga avanzando. Cada respuesta que encontramos trae más preguntas.En ese instante, Marcos, que había estado revisando un montón de fotografías en una sala contigua, se acercó con una expresión seria.—He visto imágenes de sujetos experimentales... Algunos tienen patrones que se asemejan a circuitos en su piel, y en otros casos, el cambio fue tan dramático que apenas se les reconoce como humanos.Marcos extendió un viejo rollo de diapositivas, y con manos temblorosas, las mostró a Kai y Lía.—Miren esto —dijo—. Estos son registros de pacientes del Proyecto Génesis.Lía tomó una de las imágenes y la observó detenidamente.—Esto es... inquietante. Esa red en su brazo parece brillar con luz propia. ¿Crees que eso signifique que en momentos de peligro, el virus se activa y les da fuerza?Marcos asintió lentamente.—Algunos científicos creían que la marca era un mecanismo de defensa. Pero otros, con el tiempo, notaron que podía volverse incontrolable, convirtiendo a los sujetos en armas vivientes.Kai se quedó en silencio, reflexionando sobre las implicaciones.—Si lo que decían es cierto, podríamos estar en el umbral de algo irreversible. Y si nuestra marca se activa sin que sepamos controlarla...Una pausa tensa invadió la sala. Fue entonces cuando Ana, la experta en biología del grupo, intervino desde el fondo, con voz decidida:—Debemos analizar cada registro, cada muestra que podamos encontrar. Si la marca se manifiesta en nosotros, podría ser la clave para desarrollar un antídoto o, al menos, para entender la evolución del virus.Lía levantó la mirada, sus ojos buscando en los de Kai una respuesta.—Kai, ¿alguna vez has sentido esa sensación extraña, como un cosquilleo en la piel cuando la niebla se vuelve espesa?Kai vaciló un instante, sus palabras cuidadosamente medidas:—A veces... sí. No estoy seguro de si es el virus o simplemente el estrés acumulado, pero es algo que no puedo ignorar.Ana asintió con comprensión.—La ciencia aún no tiene todas las respuestas, pero lo que está claro es que el Proyecto Génesis buscaba algo más que la simple destrucción.Marcos agregó con voz áspera:—Y si ese "algo más" nos marca, debemos descubrir si es un don o una maldición.El ambiente se llenó de murmullos y debates. Roldán, que había estado supervisando desde la sala principal, entró y tomó la palabra con tono autoritario:—Escuchen, sé que este misterio nos consume, pero no podemos permitir que el miedo nos paralice. Mañana, al amanecer, la expedición se dirigirá a los niveles más profundos del laboratorio. Allí encontraremos más datos que, espero, nos permitan comprender la verdadera naturaleza de la marca y del virus Eclipse.La voz de Roldán llenó la sala, pero las miradas se volvieron hacia Kai y Lía, quienes parecían haberse refugiado en un silencioso diálogo interno.Kai, con voz baja y llena de convicción, dijo:—No puedo prometer que lo que encontremos será la salvación. Pero si eso nos da la oportunidad de elegir nuestro destino, no dudaré en arriesgarlo todo.Lía tomó la mano de Kai, y en ese gesto se mezclaba la fragilidad de sus emociones con la fuerza de su determinación.—Juntos descubriremos la verdad, sin importar lo dolorosa que sea.Entre las palabras, el grupo debatía y preparaba sus cosas para la expedición. La tensión era palpable, pero también lo era una esperanza sutil, tejida en cada diálogo y cada mirada compartida.
—¿Y si la marca ya está presente en alguno de nosotros? —preguntó un joven con voz temblorosa, mirando a Kai con una mezcla de temor y curiosidad.Kai miró a su alrededor, sintiendo la mirada de cada miembro del grupo.—Si eso es así, debemos usar ese conocimiento para luchar contra el virus, no para sucumbir a él. Nuestra humanidad aún nos define.Ana añadió:—La ciencia es la única herramienta que tenemos para descifrar este enigma. Y mientras tengamos la voluntad de enfrentar la verdad, siempre habrá una posibilidad de redención.
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La discusión se prolongó, con cada interlocutor aportando sus teorías y temores. Las palabras se mezclaban en una cacofonía de esperanzas y pesares, reflejando la desesperación y el coraje de quienes habían sobrevivido a lo inimaginable.Kai se inclinó hacia Lía y, con voz casi imperceptible, dijo:—Sé que es difícil, pero cuando siento ese cosquilleo, me pregunto si es la señal de que algo en nosotros está cambiando.Lía le miró intensamente.—No permitamos que el miedo defina lo que somos. Lo que somos es lo que elegimos ser, a pesar de las cicatrices.Kai asintió, y en ese silencio se fundieron sus esperanzas.—Mañana partiremos al alba —continuó Roldán, rompiendo la intimidad del momento—. Preparen todo lo necesario. Cada registro, cada dato que encontremos será vital para detener el avance del Eclipse.Con la reunión disolviéndose, el grupo se dispersó a sus aposentos.Kai y Lía se quedaron en el laboratorio, mirando a través de una ventana rota el amanecer que se asomaba tímidamente.—No puedo evitar sentir que este lugar es una llave para algo más grande —murmuró Kai.Lía asintió y, apoyando suavemente su mano en el brazo de Kai, dijo:—La verdad está oculta en estas paredes. Y si la encontramos, quizá podamos liberarnos de la sombra del Eclipse.Kai sonrió, una sonrisa llena de determinación, aunque su mirada reflejara la carga del pasado.—Siempre juntos, Lía. Pase lo que pase, no dejaremos que el miedo nos robe lo que somos.Lía sostuvo su mano con fuerza, y en ese gesto se forjó un compromiso silencioso, más poderoso que cualquier palabra.
El capítulo cerró con la imagen de la sala iluminada tenuemente por las pantallas rotas y el resplandor de los documentos antiguos, mientras la expedición se preparaba para partir al amanecer hacia el corazón del laboratorio. La marca del Eclipse seguía siendo un enigma, pero la unión de Kai y Lía se había convertido en la chispa que iluminaba la búsqueda de la verdad en medio de la oscuridad del pasado.